jueves, 30 de julio de 2020

Los bulos sobre el coronavirus siguen captando a millones de personas
Esta semana se ha hecho viral un nuevo vídeo conspirativo sobre el potencial de la hidroxicloroquina como tratamiento contra la COVID-19 y la inutilidad de las mascarillas. A pesar de que la información ha sido desmentida y el video, retirado de las plataformas, ya llegado a una audiencia enorme.
por Abby Ohlheiser | traducido por Ana Milutinovic


NordWood Themes vía Unsplash


Un nuevo vídeo viral publicado esta semana ha vuelvo a intensificar la batalla en curso entre las empresas de redes sociales y los propulsores de noticias falsas y bulos sobre el coronavirus (COVID-19), entre quienes figura el mismísimo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y una vez más, el suceso demuestra lo mucho que a Facebook, Twitter y otras redes sociales les cuesta abordar el problema de las teorías de conspiración.

El último vídeo procede de un grupo llamado America's Frontline Doctors, patrocinado por los ultraderechistas Tea Party Patriots. Se trata de personas de aspecto profesional en batas blancas de laboratorio que defienden la hidroxicloroquina, el tratamiento contra la malaria que ya había sido promovido por Trump. En una rueda de prensa, un médico se refirió al medicamento como una "cura" contra el coronavirus y dijo que las personas "no necesitan" usar mascarillas. La FDA retiró en junio su Autorización de Uso en Emergencia para hidroxicloroquina para el tratamiento de pacientes con COVID-19, después de determinar que este medicamento no es efectivo y que podría resultar peligroso

Las afirmaciones falsas del vídeo provocaron su eliminación en Facebook, YouTube y Twitter por violar las políticas de desinformación sanitaria. La cuenta de Twitter del hijo de Donald Trump bloqueada temporalmente después de haber compartido ese vídeo, y se eliminó un retuit del propio presidente. Pero para cuando todo eso se llevó a cabo, el vídeo ya había sido visto por millones de personas.

El éxito de America’s Frontline Doctors y de Plandemic, otro vídeo conspirativo sobre la COVID-19, que se convirtió en un gran éxito en mayo, muestra lo desafiante que resulta combatir un ecosistema de desinformación que ha permanecido sin control durante años. ¿Por qué sucede esto ahora?

A los promotores de la desinformación cada vez se les da mejor captar grandes audiencias. Se sabe que las teorías de la conspiración generalmente prosperan en las periferias disparatadas del pensamiento online. Pero algunos de los vídeos más exitosos de los últimos meses no se han difundido de esa manera. Ciertas personas prominentes del movimiento antivacunas comenzaron a buscar audiencias en los youtubers más famosos y más convencionales para exponer sus creencias a un público más amplio. 

¿Otra ayuda? La cobertura mediática, ya sea comprensiva o escandalizada. La rueda de prensa de los médicos fue transmitida en directo por Breitbart, bajo el subtítulo ÚLTIMAS NOTICIAS: Los médicos estadounidenses hablan de la desinformación sobre COVID-19 en la rueda de prensa SCOTUS antes de que se borrara la publicación. Breitbart tiene más de 4,5 millones de seguidores en Facebook. 

La prohibición puede impulsar el ciclo en lugar de bloquearlo. Algunas personas conocidas de extrema derecha llevan años afirmando que las plataformas tecnológicas conspiran en secreto para silenciar el pensamiento político conservador. En cuanto la rueda de prensa empezó a desaparecer de las principales redes sociales, sus defensores comenzaron a volver a subir nuevas copias del vídeo y compartirlo. Para entonces, había ganado otro punto atractivo como vídeo que las plataformas convencionales "no quieren que veas". Esto hace que sea más probable que lo vean los que ya no confíen en estas instituciones, lo que agrava el problema.

La creciente reacción podría estar llegando demasiado tarde. Aunque las tácticas utilizadas para frenar las conspiraciones pueden tener algunos éxitos menores, llegan tan tarde que la prevención podría ser imposible. Los expertos creen que las verificaciones de hechos y las prohibiciones de cuentas llegan demasiado tarde para detener a algunos grupos conspirativos.



miércoles, 29 de julio de 2020

Trabajan en el Conicet y ya desmintieron más de 100 fake news sobre el coronavirus 
Creado por una investigadora especializada en Inmunología que convocó a quince científicos y científicas, el proyecto Ciencia Anti Fake News refuta las noticias falsas con argumentos y datos reales.




En los primeros días del aislamiento social y preventivo la investigadora del Conicet, especializada en Inmunología, Soledad Gori, tuvo una idea alrededor de la pandemia que pronto mutó en proyecto titánico. Su familia estaba consternada por la irrupción del coronavirus, y como su trabajo se relacionaba con el universo de la salud y la ciencia, la atosigaban con preguntas por mensaje de texto: “¿Es cierto que se contagia a través del mate?”, “¿es posible que tomar algo caliente te salve?”, “¿es verdad que comenzó con un murciélago?”.

Ella les respondía al mismo tiempo que, por el confinamiento, se veía impedida de ir al laboratorio de Inmunofarmacología del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, donde trabaja diariamente investigando la causa de los abortos espontáneos en mujeres embarazadas.

De pronto, esas preguntas tomaron una nueva dimensión, cuando cayó en la cuenta de que las noticias falsas se estaban propagando por los medios de comunicación, las redes sociales y las cadenas de WhatsApp a una velocidad inusitada. El único camino posible para contrarrestarlas, pensó, era ponerse a chequear en los papers científicos disponibles.

“Ahora miro para atrás y ya desmentimos más de cien noticias falsas -dice Gori, cuatro meses después de haber conformado el equipo para combatirlas-. Hicimos mucho más de lo que imaginé”.

Habla en plural porque el proyecto Ciencia Anti Fake News se consolidó con otros quince colegas científicos y científicas que reclutó, en los primeros días de confinamiento. Todos provienen de las áreas de Ciencias Biológicas y de la Salud y Ciencias Exactas y Naturales, en algunos casos además cumplen tareas como voluntarios y voluntarias, analizando muestras diarias de diagnóstico de coronavirus.

Todos y todas las que se fueron sumando sentían un compromiso de contribuir como científicos y científicas ante la pandemia, y vislumbraron que una tarea que podían llevar adelante en medio de la incertidumbre, con sus conocimientos del universo de los papers y de la investigación en salud, sería generar información chequeada a partir de la evidencia científica disponible.

“Cuando empezó la pandemia, convencidas de que la ciencia tiene que estar al servicio de las necesidades de la población, rápidamente nos organizamos y llamamos a nuestros contactos del universo científico. Se nos ocurrió ofrecer nuestros conocimientos al organismo que nos nuclea a todos, el Conicet, de esta forma podía ser una buena manera de colaborar”, relata Belén Almejun, también investigadora del Conicet en el Laboratorio de Biología Molecular y Endocrinología del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, la primera en ser convocada por Gori.

En pocos días, el equipo entero se organizó en tres comisiones –una para detectar y jerarquizar fake news, otra para chequear su veracidad rastreando en papers y páginas de organismos oficiales, la tercera para convertir la información científica en una explicación sintética y para público no especializado- y desde entonces pusieron en marcha la maquinaria que les permite chequear las noticias falsas que llegan a sus teléfonos móviles, a sus redes sociales y a través de los medios masivos. 

Información chequeada

A través de un trabajo conjunto entre el Conicet -junto al equipo de Ciencia Anti Fake News- y la Agencia de Noticias Télam, se trabajó en la elaboración de la plataforma Confiar, un sitio creado al poco tiempo de iniciado el aislamiento que ya tiene más de 150 mil visitas.

Se trabajó y se continúan generando los contenidos científicos en las dos secciones fundadoras y principales del sitio: Verdadero/ Falso y Fake News. En la primera, se detallan diversos hábitos y mitos que existen en torno a la pandemia y se determina si son verdaderos o falsos en base a información científica.

Por ejemplo que es verdadero que la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) esté asociada a un empeoramiento del cuadro por COVID-19, “Las publicaciones más recientes, que reúnen un mayor número de pacientes, mostraron que tener antecedentes de EPOC implica una mayor probabilidad de presentar un cuadro de gravedad de COVID-19”, explicaron.

Una tercera categoría de esa sección es Apresurado, que se utiliza para las cuestiones que aún se están investigando y de las que aún no es correcto afirmar si son verdaderas o falsas (están en estudio preliminar). Por ejemplo que es apresurado afirmar que las embarazadas tienen más riesgo de presentar cuadros severos de Covid-19: “No hay suficientes datos verificados para afirmarlo”, advirtieron.

La otra sección, Fake News, reúne las noticias falsas en relación a Covid-19 que circulan por los medios, las redes y las cadenas de WhatsApp. Las y los integrantes de Ciencia Anti Fake News fundamentan con la evidencia de los papers por qué son falsas.

Además, desde esta iniciativa de Confiar, también se trabajó junto a la TV Pública en micros televisivos que pudiesen comunicar toda esta información veraz y chequeada sobre Covid-19. Se realizó un segmento de veintidós cápsulas audiovisuales, que se emiten de lunes a viernes en la TV Pública, durante las tardes en los cortes del programa televisivo Seguimos Educando.

Desde Conicet, junto al equipo de Ciencia Anti Fake News, también se realizaron cápsulas animadas, con esta información en formato de Verdadero o Falso, que se difundirán a través de las redes sociales del Conicet en Twitter e Instagram los próximos lunes, miércoles y viernes de julio y agosto.

Las y los científicos reunidos por Gori ponen a disposición toda su capacidad para contrarrestar la epidemia informativa engendrada en tiempos de coronavirus, que ya fue catalogada como un mal de época y bautizada como “infodemia” por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 



viernes, 17 de julio de 2020

Hackeo a Twitter: por qué es importante aclarar qué hay detrás del "mayor ataque de la historia" a la red social
por Joe Tidy
Reportero de ciberseguridad, BBC


Numerosas personalidades vieron sus cuentas de Twitter hackeadas el pasado 15 de julio.

Todavía quedan muchos interrogantes sobre el hackeo de algunas cuentas de Twitter el pasado miércoles, pero algo en lo que la mayoría coincide es que pudo haber sido mucho peor.

Se cree que miles de personas pudieron ser estafadas de su dinero después de que las cuentas pirateadas de destacados usuarios verificados prometieran doblar el dinero que sus seguidores les enviaran en la criptomoneda bitcoin.

A través de los sistemas internos de Twitter, los mensajes de los piratas cibernéticos llegaron a por lo menos 350 millones de personas.

Y parece que lograron hacerse con unos US$110.000 en las pocas horas que duró el fraude.

Alta interacción

Lo sucedido el miércoles fue un ataque sin precedentes a la privacidad, confianza y seguridad de la red social, pero los expertos afirman que los hackers pudieron haber causado mucho más daño.

Como lo expresó el jefe de un servicio menor de mensajería: "Gracias a Dios por la codicia".

Twitter cuenta con una enorme actividad de sus usuarios en EE.UU., Japón, Rusia y Reino Unido.

Es, además, la plataforma por excelencia para algunas de las personas más poderosas y famosas del mundo.


La cuenta de Twitter del presidente Trump no se vio comprometida en el ataque.

Sus mensajes en la red social han influido en el movimiento de mercados financieros y ocasionado incidentes diplomáticos.

Cuando faltan menos de cuatro meses para las elecciones presidenciales en EE.UU., ahora salen a relucir interrogantes válidos sobre la confiabilidad de Twitter.

"Herramientas favoritas"

La cuenta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no estuvo comprometida en el ataque, pero muchos estaban a la espera de que cayera después de que la cuenta de su rival demócrata, Joe Biden, tuiteara el mensaje pirata al igual que pasó con otros destacados usuarios, como el exalcalde de Nueva York Mike Bloomberg o el rapero Kanye West.

El mensaje decía: "Por cada bitcoin enviado a la dirección abajo ¡se te enviará el doble! Si envías US$1.000, te enviaré US$2.000. Solo haré esto durante 30 minutos. ¡Disfruta!".


Los aspirantes presidenciales hackeados: el exalcalde de Nueva York Mike Bloomberg, que buscó la nominación presidencial demócrata, y Kanye West5, que dijo que se lanzaría como candidato independiente.

"Ya sabemos que Rusia planea entrometerse en las elecciones de 2020, de la misma manera que lo hicieron en las elecciones de 2016", señaló la doctora Heather Williams, del King´s College, en Londres.

"La manipulación de las redes sociales es una de sus herramientas favoritas", explicó.

"Así que este hackeo demuestra lo vulnerables que son las plataformas de las redes sociales y lo vulnerables que son los estadounidenses a la desinformación.

"Si algo más importante estuviera en juego, como la presidencia, realmente podría tener consecuencias desastrosas y socavar nuestros procesos democráticos", agregó.

Privilegios de administrador

Las implicaciones de seguridad del fraude también son extensas, no solo para Twitter sino para todas las redes sociales.

Los primeros análisis sugieren que los hackers lograron tener acceso a los privilegios de administrador, lo que les permitió saltarse las contraseñas de cualquier cuenta a que quisieran acceder.


Celebridades incluyendo el boxeador Floyd Mayweather y la cantante Wiz Khalifa también perdieron el control de sus cuentas.

Twitter pareció confirmar esto en un tuit: "Detectamos lo que creemos es un ataque coordinado de ingeniería social por personas que lograron alcanzar con éxito a algunos de nuestros empleados que tienen acceso a sistemas y herramientas internas".

Empleados cómplices

"Ingeniería social" puede tener varios significados.

Podría implicar una operación específica de phishing (fraude electrónico) -una táctica común empleada por criminales cibernéticos que logran saber qué individuos poseen las claves necesarias para penetrar un sistema y luego les envían correos electrónicos personales engañosos para que proporcionen los detalles personales.

O podría significar que los piratas lograron convencer a uno o varios empleados a que colaboraran por interés propio, tentados con dinero u otros medios.


Algunos empleados de Twitter pudieron haber sido tentados con dinero para entregar claves de acceso.

El gigante tecnológico va a estar bajo enorme presión para ser mucho más específico sobre la situación.

"El costo de este cíberataque es la reputación de Twitter", expresó William Dixon, jefe de tecnología del Foro Económico Mundial.

"Esta es una grave violación de la seguridad para Twitter", indicó. "La peor en su historia".

"Se necesita mayor fortaleza cibernética en el sistema para proteger a los usuarios de redes sociales en todo el mundo".

"Información sensible"

Twitter no está contestando las preguntas de los periodistas; sin embargo, dijo que ha dado "pasos significativos para limitar el acceso a los sistemas internos", mientras investiga.

La empresa añadió que también está "investigando qué otra actividad maliciosa pudieron haber cometido [los hackers] o a qué otra información pudieron tener acceso".

El director ejecutivo del servicio de mensajería Element aludió a la posibilidad de que datos confidenciales hubieran quedado expuestos.

"Es muy probable que los mensajes privados directos fueran accesibles por corto tiempo", afirmó Matthew Hodgson.

"La próxima vez, la extracción de información sensible podría generar una ola de extorsión o algo mucho peor".


Grandes empresas tecnológicas como Apple y Uber tienen más de 5,5 millones de seguidores entre las dos.

La idea de que Twitter tenga la capacidad de tomar el control de las cuentas de sus usuarios sin importar la seguridad que tengan puede sorprender a muchos.

Pero los expertos explican que eso es parte de cualquier servicio basado en afiliación de usuarios.

Se les dio la oportunidad a Facebook Snapchat, Instagram y YouTube para que comentaran sobre sus estructuras de seguridad.

Ninguno ha respondido.

"Cuentas de alto riesgo"

No obstante, el exjefe de seguridad de Facebook, Alex Stamos, le dijo a la BBC que todas las empresas orientadas al público necesitan tener una manera de ayudar al usuario a recuperar sus cuentas pirateadas o de las que ha perdido el acceso de otra manera.

"El cambio que puede hacerse aquí es que Twitter restrinja su acceso a las cuentas de alto riesgo a un numero más pequeño o que cree herramientas que requieran que una persona inicie un cambio y otra lo apruebe", dijo.


Alex Stamos, exjefe de seguridad de Facebook, dijo que Twitter tendrá que ampliar las medidas de protección.

"Esto es, aparentemente, lo que ya han hecho con la cuenta del presidente Trump, después de un incidente en 2017", señaló.

"Van a tener que expandir enormemente estas protecciones".

Pérdida de control

Más allá de la potencial pérdida de confianza, Twitter también podría enfrentar demandas legales.

El ente regulador de protección de datos de la Unión Europea indica que organizaciones como Twitter tiene que demostrar niveles "apropiados" de seguridad.

Y si los reguladores de protección de datos juzgan que Twitter falló a la hora de tomar medidas adecuadas para proteger a los usuarios europeos, podrían multar a la empresa.

A comienzos de este año, el director ejecutivo de la compañía, Jack Dorsey, perdió el control de su cuenta durante 20 minutos.

Y en 2010, Twitter acordó un pago con la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. después de que se alegó que hackers habían logrado obtener ilegalmente el control administrativo -incluyendo la habilidad de enviar tuits falsos- de la cuenta del entonces presidente Barack Obama y del canal noticioso Fox News.



lunes, 13 de julio de 2020

Ya se sumaron Coca Cola y Unilever: El boicot a Facebook por los mensajes de odio
Grandes anunciantes retiran por un mes sus anuncios publicitarios en la empresa de Mark Zuckerberg, donde circulan posteos que incitan al odio racial, religioso o político. Las acciones del gigante cayeron un 8,3 por ciento pero aún así está en duda que a la empresa le convenga cambiar.
Por Esteban Magnani


Mark Zuckerberg mantiene el control de Facebook gracias a que conserva la mayoría de las acciones con derecho a voto. Imagen: AFP


En la última semana de junio, Facebook vivió otra de sus crisis permanentes. Esta vez fue iniciada por un boicot que apuntó al corazón del negocio, la publicidad, de donde obtiene el 98 por ciento de sus ingresos pese a los esfuerzos por avanzar hacia otros mercados. 

La campaña, “Stop hate for profit” (Detengan el odio por dinero), fue ideada por varias organizaciones que, cansadas de pedirle a la red que tome medidas contra los discursos de odio, solicitó a los grandes anunciantes que se retiren de la plataforma al menos por un mes. 

Para incentivar la campaña, las organizaciones relevaron ejemplos donde sus productos acompañan groseros posteos que incitan al odio racial, religioso o de otros tipos. Es que el algoritmo que distribuye las publicidades solo tiene en cuenta cómo lograr la mayor cantidad de clicks y, según parece haber concluido, los supremacistas blancos o los neonazis, también compran gaseosas, autos o desmaquillantes. Para el algoritmo la variable relevante de los contenidos es su circulación, no su valor ético.

La campaña, que podría haber terminado como otro gesto voluntarista de las ONG, logró tracción cuando varias grandes compañías como Coca-Cola, Verizon y Unilever se sumaron al boicot. El viernes 26 de junio las acciones de Facebook cayeron 8,3 por ciento; Mark Zuckerberg, el principal accionista, perdió 7200 millones de dólares y cayó al cuarto puesto entre los hombres más ricos del mundo. Ese mismo día, sin hacer mención al boicot, la empresa anunció que etiquetará a las noticias, incluidas las declaraciones de funcionarios, que no cumplan con las políticas de la empresa, entre otras medidas. 

Este último punto es particularmente relevante porque varios tuits de Donald Trump fueron señalados en la red social del pajarito por incitar a la violencia o no ser ciertas. En ese momento Zuckerberg salió a criticar la actitud diciendo que Facebook no puede ser un “árbitro de la verdad” y menos frente a los dichos de un político electo. En menos de un mes, como pasó otras veces, el CEO de Facebook volvió sobre sus pasos.

Domesticar a la bestia

Facebook es criticado una y otra vez por su impacto en la discusión pública. Uno de los casos más resonados fue el de Cambridge Analytica, empresa que usó datos acumulados a través de la red social para diseñar mensajes específicos en la campaña que llevó a Trump a la Casa Blanca por escaso margen. 

En ese caso, Zuckeberg comenzó negando todo, incluso que Facebook tuviera tanto poder para llegar a su audiencia, contrariamente a lo que dice cuando promociona sus herramientas frente a los anunciantes. Cuando el caso estalló en toda su dimensión, Zuckerberg reconoció algunos problemas frente al Congreso de los Estados Unidos.

En 2019 negoció pagar una multa de 5000 millones de dólares y promesas de mejorar los controles sobre los datos de los usuarios. El castigo, en apariencia enorme, no parece haber logrado mucho efecto: a los pocos días la cotización de Facebook recuperaba el envión ascendente y más allá de algunos anuncios el negocio siguió como siempre.

El problema de fondo es que a Facebook no le conviene cambiar aún si esto implica pagar multas millonarias. Cinco mil millones de dólares es una cifra menor si se la compara con la facturación de la red social que ascendió de 27.638 millones de dólares en 2016 a 70.697 en 2019. 

Por otro lado, los 100 principales anunciantes de la red social suman 4200 millones de dólares en avisos en un año, duración poco probable para el boicot. Facebook tiene cerca de 8 millones de anunciantes que seguramente ocuparán esos espacios porque no podrían financiar anuncios tan bien dirigidos y por tan poco dinero en otro medio.

En este contexto, la empresa fomenta el “siga, siga”, sin cambiar nada estructural de un modelo de negocios basado en la acumulación de datos, aunque de vez en cuando el inflamable material le estalle en las manos. 

Zuckerberg mantiene el control de la empresa gracias a que conserva la mayoría de las acciones con derecho a voto y asegura que eso le permite tomar decisiones éticas, incluso si afectan el negocio. Pero lo cierto es que está sometido al veto bursátil de los accionistas quienes lo castigan cuando algo no les gusta haciendo caer el valor de la empresa. 

Mientras, las otras empresas tecno aprovechan los grandes escándalos de Facebook para reducir la exposición de sus propias irregularidades. La mayoría de ellas, aunque se dediquen al transporte, la hotelería o las ventas de productos, necesitan presentarse como plataformas tecnológicas por fuera de las regulaciones del sector. Sin embargo, la autoregulación de este modelo de negocios está mostrando demasiados daños colaterales que no pasan desapercibidos. El boicot sigue y los anunciantes, por convicción o para salir gratis en los medios junto a la sociedad civil, se siguen sumando.



Fuente:  pagina12.com.ar