lunes, 30 de septiembre de 2019

Reseña de "Vigilancia Permanente" la biografía del espía más famoso del mundo
Snowden: Estado y democracia en tiempos de big data
Ante seguidores y detractores Snowden se presenta con un héroe de la clase trabajadora que se inscribe en una larga tradición de “whistleblowers” o arrepentidos estadounidenses que datan de la guerra de Independencia. 
Por Santiago O'Donnell


Snowden está asilado en Rusia pero quiere volver a Estados Unidos. 


Acaba de salir “Vigilancia Permanente” la autobiografía de Edward Snowden, el espía más famoso del mundo. Y aunque no deja de ser muy interesante lo que dice, tanto o más es lo que elige callar. Porque hay que ponerse en su situación. Está asilado en Rusia y ha sido funcional a Rusia al haber revelado secretos valiosos de su rival geoestratégico, Estados Unidos, el país donde nació y para el cual ejerció de espía. Por ambas razones es percibido como un colaborador ruso, y por lo tanto un traidor, por una amplia franja de la opinión pública estadounidense.

Pero ante a sus fieles seguidores, sobre todo los activistas en defensa de las libertades civiles, la privacidad, los derechos humanos y la libertad en la web, y especialmente ante sus detractores, empezando por los servicios de inteligencia estadounidenses y los congresistas que integran los comités de inteligencia en el Capitolio, Snowden se presenta con un héroe de la clase trabajadora que se inscribe en una larga tradición de “whistleblowers” o arrepentidos estadounidenses que datan de la guerra de Independencia. Un ciudadano común, miembro de la “comunidad de inteligencia” como la llama él, igual que su papá y su mamá. Típica familia que vive en un suburbio de Washington cerca de alguna base militar, y que puede tener como vecino a un Marine, un contratista de Blackwater o un agente del FBI. Alguien que un día decidió revelar cómo funcionan los programas secretos de vigilancia masiva al tener una especie de epifanía después de releer la constitución. Ahí se da cuenta que dichos programas violan la Cuarta Enmienda, la que prohíbe realizar registros e incautaciones sin causa previa. “(La NSA) insistía en que el ‘registro’ y la `incautación’ sólo se producían cuando sus analistas, no sus algoritmos, hacían consultas activas en lo que ya se había recopilado de forma automática,” escribe Snowden, para quien “se trata de una interpretación extremista ( y por lo tanto errónea) de la cuarta Enmienda.” Entonces siente que es su "deber" convertirse en denunciante porque al entrar a los servicios había jurado defender la constitución.

El libro arranca con un par de capítulos sobre su juventud, donde deja en claro su fascinación por las computadoras y por la sensación de libertad y excitación que sintió al ver a su padre experimentar con la Commodore 64 en los albores de internet. Después cuenta cómo, a pesar de ser un pésimo alumno en la secundaria sus conocimientos de computación la abrieron de par en par las puertas de los organismos de inteligencia más importantes del país. Después, a medida que diseñaba programas para facilitar el intercambio de archivos y evitar duplicaciones, fue ganando acceso a los más preciados secretos del mundo del espionaje internacional. En medio del cuento Snowden entrelaza varias reflexiones sobre los peligros de la vigilancia masiva, las consecuencias negativas que puede acarrear el de dejarse espiar con dicha tecnología, los dilemas éticos, las razones (o más bien los temores) que habrían llevado a sus colegas a no realizar denuncias como la suya.

A continuación llega un capítulo en el que cuenta cómo sacó la información del búnker de la Agencia de Seguridad Nacional en Hawaii engañando a los guardias con chamuyo y microchips. Es la parte más divertida de libro y se lee como una novela de espionaje. Lo mismo que el viaje a Rusia y su encuentro con los espías de ese país. Un mano a mano inolvidable en el que Snowden mira a su rival en la cara y le espeta que se olvide de intentarlo, que él nunca va a colaborar con Rusia.

Verdad y consecuencia

Y después, de repente, casi como que se termina el libro. Nada sobre el criterio para elegir la información que divulgó. Específicamente, por qué, además de los documentos sobre vigilancia masiva, también divulgó documentos sobre espionaje a países aliados como Brasil y Alemania. No lo explica. No dice cuántos ni cuáles documentos filtró. Ni hablar de los documentos sobre cómo Estados Unidos espía celulares chinos que le entregara al South China Morning Post poco antes de salir Hong Kong. De todo eso ni una palabra. Ni vamos a encontrar en el libro las críticas a Trump y Putin que Snowden periódicamente tuitea o menciona en reportajes.

Tampoco hay ni una línea sobre las consecuencias geopolíticas de sus actos. Y no es que no lo pensó. En un momento escribe que eligió Hong Kong para divulgar sus documentos, entre otras razones, porque “en términos geopolíticos era lo más parecido que podía estar de una tierra de nadie.” En realidad, si pensó que desde el punto de vista de cómo sería percibida su delación, el estadounidense medio haría una clara distinción entre Hong Kong y China, entonces sobreestimó a su audiencia. Para el estadounidense medio, Snowden es un tipo que contó secretos estadounidenses en China y después corrió a refugiarse en Rusia. El propio Snowden parece no entenderlo cuando escribe que Estados Unidos, al cancelarle el pasaporte en pleno viaje a Ecuador para obligarlo a asilarse en Rusia, le entregó en bandeja “una victoria propagandística” a ese país. Al revés, la victoria propagandística fue para Estados Unidos, ya que le permitió pintar a Snowden con el mote de villano prorruso que lo persigue hasta hoy, limitando su efectividad como profeta de la privacidad acechada. 

Es interesante que por este clima desfavorable hacia él, que cerca de Snowden atribuyen con demasiado énfasis a la retórica de Trump, el propio Snowden eligió casi no publicitar su autobiografía en ese país, eligiendo casi exclusivamente a periodistas de medios europeos, sobre todo alemanes, para los reportajes promocionales. “Ya no quiero hablar con los medios de comunicación de Estados Unidos porque allí el ambiente está envenenado” le dijo a dos periodistas de Die Welt que lo visitaron en Moscú. Y sin embargo hoy el libro encabeza la lista de lo más vendidos gracias al empujón que le diera el propio gobierno de Trump al anunciar que le embargaría sus regalías porque Snowden habría violado acuerdos de confidencialidad con agencias de inteligencia. 

Snowden escribe que los programas de vigilancia masiva son secretos porque, si se conocieran, los estadounidenses no los tolerarían. Pero eso está por verse. En Estados Unidos, y en todo el mundo, el debate entre seguridad, privacidad y sus límites está lejos de estar saldado, aunque del 9-11 a esta parte la balanza parece inclinarse para e lado de la seguridad.

Se entiende la postura de Snowden de no profundizar ciertos temas espinosos. Está en Rusia. Su permiso de residencia expira en el 2020 y no tiene ofertas para radicarse en ningún otro país. Si quiere ser creíble en Estados Unidos, necesita criticar un poquito a Putin, pero si lo critica demasiado corre el riesgo de que lo entreguen a Estados Unidos, donde casi seguro sería condenado por espionaje. Tampoco puede criticar mucho a Trump desde Rusia porque los patriotas no critican a sus presidentes desde territorio enemigo. Con periodistas europeos puede hablar del poder de Jeff Bezos, de la legislación europea de internet y de cómo la propiedad intelectual se ha convertido en un instrumento de control social. Puede hablar de su situación en el exilio, describiéndose como un ciudadano global virtual que vive online y que no importa en qué país mira su pantalla. Puede describirse como un benefactor que trabaja por el bien de la humanidad en sistemas de seguridad que facilitan la tarea de los periodistas de investigación. En otras palabras, puede hablar como un técnico apolítico, un cruzado romántico contra la vigilancia masiva. En su libro, Snowden dice que uno de los mejores consejos que le dio su mujer Lindsay, es que no comparta sus ideas político-partidarias, porque podrían alienar a un segmento de su audiencia, ya que la vigilancia masiva y la consecuente pérdida de privacidad es un problema tanto para demócratas como republicanos.

En un punto tiene razón, pero la política no se puede evitar y ése es su problema. Para ganar la batalla cultural necesita hablar de política, sobre todo porque sus ideas políticas son las que lo llevaron a hacer lo que hizo. Al revelar secretos sensibles de Estados Unidos causó un terremoto. Sobre todo en esta era de guerras de información, en la que las bases de datos han reemplazado a los recursos naturales como los grandes objetivos en las pujas de poder entre potencias, un tiempo en el que el poder blando y la digitalización de drones y virus han convertido a los ejércitos tradicionales en reliquias inútiles y caras. En este escenario Snowden debilitó la capacidad de espionaje de Estados Unidos en favor de sus rivales Rusia y China. ¿Acaso Rusia y China no hacen uso y abuso de la vigilancia masiva de sus ciudadanos? 

Sin embargo, Snowden dice en su libro que denunció a los servicios estadounidenses porque era su “deber” constitucional. Agrega que hay “secretos legítimos que no iba a darles a los periodistas” para no perjudicar a su país. De hecho Snowden nunca reveló secretos de Rusia, Ucrania, Afganistán, Irak, Cuba o Pakistán, por sólo nombrar alguno de los países donde actúan los enemigos reales o percibidos de Estados Unidos . Hay una ética en juego, un voto de lealtad hacia un país y un sistema de gobierno que incluye “secretos legítimos” que Snowden asegura no haber violado. Por el contrario, él siente que su acto de delación se inscribe dentro de las más añejas y respetadas tradiciones estadounidenses: la del justiciero que hace cumplir la ley. Y dice además que le entregó sus secretos a medios tradicionales como The Guardian y The Washington Post (en vez de publicaciones más cuestionadas como WikiLeaks) porque conforman “la cuarta rama de facto del gobierno estadounidense, protegida por la Carta de Derechos”. Toda una definición política. En "Vigilancia Permanente" Snowden defiende no sólo el orden constitucional, sino también a las instituciones y los enunciados de la democracia republicana liberal como la división de poderes, la legitimidad de los servicios de inteligencia y el imperio de la ley. Habla de reformar el sistema, de imponerle controles y medidas de transparencia. Pero no lo cuestiona ni quiere abolirlo.

En contraste, Julian Assange en su libro “Los archivos de WikiLeaks” (2016) describe a Estados Unidos como un “imperio” y a sus servicios de inteligencia como un “culto”. Es por eso que para Snowden, Assange mostraba “una oposición visceral al poder central” y WikiLeaks, “un escepticismo radical ante el poder central.” Snowden no es Assange, eso está claro. Snowden cree en Estados Unidos y sueña con volver a Estados Unidos como hombre libre y respetado, sueña con reintegrarse a la vida cívica de su país. En su libro, Snowden se compara con los veteranos de guerra por el costo que pagó para cumplir con su deber. En cambio Assange cree que el sistema está podrido, que los grandes medios son parte de ese sistema y que solo queda resistir y luchar contra el orden tecnocapitalista resultante de la alianza parida entre el complejo militar industrial y Silicon Valley. Todo está relacionado y todo es político, desafía Assange.

Aislado en Rusia, atrapado entre su reformismo y la revolución que desató, entre su patriotismo y su deber ser, entre su silencio forzado y su necesidad de decir algo, su libro se lee como un intento de darle un sentido al acto que definió su vida y lo marcó, héroe o villano, como el espía más famoso del mundo. Gracias a esa acción y a este libro es que podemos hacernos tantas preguntas que él, por ahora, no puede o no quiere contestar.



Fuente:  pagina12.com.ar

viernes, 27 de septiembre de 2019

España
El policía de la ‘dark web’
El analista Manuel Guerra se ocupa de mejorar la capacidad de vigilancia en este submundo
por Jordi Pérez Colomé


El agente Manuel Guerra analiza el contenido de los servidores en un complejo policial en Madrid. 

La policía detuvo hace unos días a un estudiante de 28 años en Sevilla. Era presuntamente un líder internacional de pedófilos. Tenía foros cerrados muy valorados, según la policía, donde se intercambiaba pornografía infantil. Para acceder a sus páginas, pedía a los pretendientes una prueba de fuego: el "envío de imágenes de incestos reales".

Todo eso ocurre en la dark web. Tiene un nombre fascinante, que inspira túneles infinitos llenos de asesinos y traficantes, pero sería mejor llamarla el cuarto oscuro de Internet. Allí hay ahora unos dos millones de personas que se conectan a unas 100.000 páginas, según datos de Tor Project, que es el navegador principal para entrar en la dark web.


Usuarios directos de Tor desde finales de 2011. TOR PROJECT

En 2013, tras las revelaciones del extrabajador del Gobierno estadounidense Edward Snowden, los usuarios saltaron hasta seis millones, pero luego volvieron a caer. La navegación por la dark web es más lenta y menos fiable. En España, los usuarios que se conectan rondan los 25.000. El tráfico de la dark web representa un 0,01% del total.

La dark web no es ninguna enorme ciudad. Es un cuchitril pequeño, encerrado debajo de una capa de oscuridad. "No es un panorama de infinitud, sino de oscuridad. Si fuera grande y con luz a lo mejor sería más difícil navegarlo", dice Manuel Guerra, analista de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional. Guerra lleva "desde el principio" en la dark web.

En el complejo policial de Madrid donde trabaja, Guerra tiene en su escritorio un equipo con cinco pantallas: "Las necesito", dice. Hay mucho servidor que controlar. El trabajo de Guerra consiste en ayudar a que sus colegas ciberpatrullen la dark web, como si pasearan por la web abierta. Prepara equipos "torificados" donde todas las conexiones salen por Tor, no solo la navegación sino también herramientas como DropBox, Skype o programas de ciberataques.

Todas las dudas técnicas de los agentes sobre la dark web para crímenes que no incluyen el terrorismo pasan por Guerra, que dio una de las ponencias centrales sobre la red oscura en el reciente C1b3rwall, el congreso de Seguridad Digital y Ciberinteligencia que se celebra en la Academia de Policía en Ávila.

La dark web es un lugar donde esconderse y comunicarse. El objetivo del navegador Tor es santificar la privacidad online: que nadie sepa desde dónde navegas ni qué visitas. Es útil para criminales, pero también lo usan ciudadanos de países donde la comunicación online está vigilada.

La dark web se confunde a veces con la deep web, que es la parte de la web en abierto que es privada y está sin indexar por Google: los correos electrónicos, la banca online, los repositorios académicos cerrados, las fotografías privadas de Facebook. Tanto la deep web como la dark web no salen en Google o cualquier otro buscador, pero por motivos distintos.

Nunca está todo bajo control

El pedófilo de Sevilla creía que tenía las cosas bajo control. Incluso impartía "las instrucciones precisas acerca de qué medidas de seguridad debían tomar para no ser objeto de una investigación policial", dice. No parece, sin embargo, que fuera tan capaz.

El objetivo en la dark web es esconderse. Se crea un foro o página y no se permite verlo a nadie que no tenga la dirección. Ningún buscador puede trazarlo, flota suelto en el ciberespacio. Es como una calle de una ciudad que solo la ven quienes saben dónde está. Pero ahí empiezan los peligros: un criminal no crea un foro para luego no compartirlo. Su objetivo es vender u ofrecer algún tipo de mercancía. Otros necesitan, por tanto, la dirección.

En el caso del pederasta de Sevilla y su red española, fueron las autoridades de Estados Unidos quienes alertaron a la policía. Alguien había visto o estado en ese foro. La colaboración ciudadana es central para encontrar la primera pista en estos casos. En Estados Unidos comprobaron que los malos vivían en España. Y mandaron un informe. La policía española ya sabía esta vez dónde buscar. Ahora había que entrar al foro.

"He buscado muchos tutoriales para ver cómo se montan esos foros", dice Guerra. "Una vez lo tengo montado tal cual se explica ahí, voy a ver qué fallos tiene. Son tutoriales hechos para que el sistema funcione, no para que sea seguro", añade.

Junto a esos conocimientos, está la práctica de haber tirado más de 100 servidores donde se alojaban páginas o foros delictivos: "Es como un cocinero al ver un plato: no hace falta ver la receta para saber que algo que no se ha hecho bien. Solo con olerla, con ver la textura ya sabe que no está bien hecha. Es parecido al ver un servidor", explica Guerra.

Pero muchas veces no es tan fácil entrar sin contraseña. En el caso de Sevilla, además de usuario y contraseña, el administrador requería una prueba de iniciación: incestos reales. "En casos así usamos un agente encubierto tecnológico, que es como los policías que se hacían pasar por compradores de droga o se metían en una organización criminal. Nosotros lo hacemos igual pero de forma tecnológica. Creas una identidad simulada con autorización judicial. Es una identidad que luego hay que madurar. De repente, no aparece el supercriminal y quiere ser tu amigo", dice Guerra.

Los agentes encubiertos son buenos disfrazados de malos. Entre los, por ejemplo, 42 miembros de un foro de pornografía infantil o de venta de números de tarjeta puede haber varios policías, con su papel perfectamente levantado durante meses de trabajo de investigación. Una vez dentro del foro, la dark web complica la identificación de cada uno de los miembros. Trazar la identidad hasta una IP fiable a menudo requiere investigar fuera de la red. Se sospecha de alguien y se estudian sus movimientos en la vida real para ver si está conectado a la misma hora que su alias online. Es un modo de confirmar o descartar. Son operaciones largas.

La vieja 'dark web'

"La tecnología sigue siendo la misma, casi todo sigue siendo igual", dice Guerra. La dark web ya no es ninguna novedad. Las primeras drogas vendidas online provocaron muchos titulares: Silk Road era en 2011 el "Amazon de las drogas" y otros productos clandestinos. Luego las fuerzas de seguridad han desmontado otros supermercados criminales, como AlphaBay, Hansa o Wall Street Market, pero no han sido tan notorios.

Este cambio de modelo tiene una explicación, dice Sergio Pastrana, profesor de la Universidad Carlos III: "Silk Road fue el inicio de un nuevo modelo de negocio para vendedores de droga y otros productos del mercado negro. Que cayera no supone que la tecnología de anonimato fuera mala, y es normal que desde entonces hayan aparecido nuevos. Hubo entonces una liberalización del mercado. Antes era como un monopolio: nadie podía competir con su volumen. Pero desde que cayó Silk Road, fueron muchos los que se animaron a montar su dark market [mercado negro]", explica.

"Cuando alguien entra y lo ve dice que no mola. Tienes unas expectativas altas y crees que vas a entrar y te van a ofrecer matar a tu vecino, pero no. Entras, funciona lento, es feo y la mitad son engaños", aclara.

Pero este declive en el glamur no implica que la policía deje de investigar: "Nunca he dejado de mirarlo. Pero hay que entender qué es eso en su justa medida, para qué sirve, qué resultados puede dar y quién lo puede usar. Alguien dirá que ha entrado en Tor y ha visto una página de tráfico de drogas. Claro, pero eso no es todo lo que la dark web. Ahora, además, tecleas drogas y te lleva a tiendas como eBay o Wallapop pero que son vendedores de droga, con sus estrellitas. Hay muchas páginas. Cuántas tiendas online hay de zapatos", explica.

Según las tendencias de búsqueda en Google, en todo el mundo el interés por la dark web ha ido creciendo paulatinamente.

Guerra empezó su carrera policial con atracos a farmacias o bancos. Ahora las cosas han cambiado: "Desde entonces los atracos han bajado notablemente. ¿Cuánto tiempo hace que no sale una noticia de un atraco a un banco?", dice. En cambio, el cibercrimen no para. "¿Quiere esto decir que un atracador de bancos se ha pasado al cibercrimen? No. Quiere decir que son generaciones distintas", dice Guerra.

Guerra recuerda el momento en que pasó de detener a veteranos atracadores a chavales. Tendría 23 años. Llevaba poco en la policía. "Fuimos a detener a un chaval de 18 años. Había hackeado unas cuentas de Twitter. Yo pensaba que ese podría haber sido yo. No porque hubiera hecho algo malo sino porque era de mi edad", dice.

El interés de Guerra por los delitos y trampas no termina cuando acaba su jornada. Sus recomendaciones para gestionar la privacidad son valoradas por un buen grupo de seguidores: "¿Tienes tu gestor de contraseñas subido en la nube? ¿Confías en la nube?", pregunta. Y añade una de las grandes máximas de la seguridad en Internet: "Nada es infalible". Su labor en la dark web es la prueba.



Fuente: elpais.com

jueves, 12 de septiembre de 2019

Big data: el talento humano, clave para volver útil la herramienta


En el marco del IAB Now, los expertos enfatizan en la necesidad de dedicación y tiempo para descifrar cómo se combinan los mundos del on y el off. Desde su lado, los anunciantes alertan sobre los peligros del fraude y los entornos no seguros.


"Pareciera que ahora todo se trata de medir, y si bien es cierto que en el mundo digital es posible hacer cualquier clase de métricas, necesitamos todavía de muchas más precisiones. Y para llegar a esas precisiones hacen falta inversiones, dedicación y tiempo. Todo el mundo habla de las maravillas de la big data. Es clave la big data, pero sigue haciendo falta el talento para interpretar y analizar todos esos datos", dispara Martín Guirado. El publicista es vicepresidente del IAB (Interactive Advertising Bureau de Argentina, la entidad que agrupa a las principales empresas de internet y de publicidad interactiva) y también CEO de la agencia IPG Mediabrands.

En el marco del "IAB Now" -el encuentro más grande de la región dedicado a la publicidad interactiva- Guirado enfatizó en que "lo que estamos tratando de entender es cómo y en qué medida el mundo digital interviene tanto en la búsqueda como en la concreción de las decisiones de compra. Sabemos que lo digital abunda, que crece todos los años, pero hablando en términos de inversiones el desafío es poder cuantificar eso y saber cómo funciona, conocer qué es lo que viene del on y del off, cómo ambos mundos se combinan y de qué manera le atribuimos a lo digital la parte que le corresponde".

La edición 2019 del IAB Now permitió a los asistentes escuchar cerca de 40 charlas que en simultáneo iban desarrollándose en diez salas. "Es el evento que la industria mira para saber donde estamos yendo", marcó durante la apertura el presidente del IAB Gervasio Marques Peña en tanto resaltaba el claim de este año -"Presente y futuro en el marketing digital"- para abrir la puerta los debates sobre la inteligencia artificial, las tendencias de consumo, la creatividad, las audiencias, el "non human traffic", las redes sociales, los influencers y la compra programática, entre muchos otros tópicos.

La mirada del anunciante: ¿qué hacer con los "clicks fraudulentos"?

"Al anunciante lo que le interesa es comprar audiencia. Y la vía para comprar audiencia en el mundo digital tiene que ver con la cantidad de veces que un anuncio es visto o clickeado en un entorno seguro y por una persona humana", arranca a explicar Ezequiel Jones, director de Medios de Unilever y parte del consejo directivo del IAB.

"¿Dónde puede aparecer ahí el fraude? Cada vez que esos anuncios no son vistos ni cliqueados por humanos, sino por bots", prosigue y aclara que hoy existen tecnologías que ayudan a identificar en tiempo real y a través de ciertos patrones de comportamiento si las impresiones provienen de personas reales o de robots.

Los especialistas advierten que este tipo de fraude está adquiriendo unas dimensiones cada vez más alarmantes, hasta el punto que se calcula que en 2025 será la actividad criminal más importante del mundo detrás del narcotráfico. "Estamos hablando de miles de millones de dólares de una industria dedicada a fabricar clicks fraudulentos y robar plata a los anunciantes", denuncia Jones.

El del "entorno seguro" es otro de los temas que desvelan al anunciante, porque una publicidad en un entorno no seguro implica un riesgo de reputación gigantesco. "Entornos no seguros son desde sitios de prostitución, pedofilia y terrorismo hasta catástrofes y violencia de género, a lo que se suma que a estos conceptos hay que 'curarlos' de acuerdo a las normas de cada momento y de cada contexto", señala el ejecutivo y destaca la importancia de empezar a detectar estas cuestiones, incluyendo la posibilidad de contratar un grupo de personas que se encarguen de previsualizar dónde va a aparecer cada publicidad. "Todos somos responsables a la hora te contar con un ecosistema seguro y transparente que nos permita no solo a nosotros como anunciantes obtener información por parte de los usuarios, sino a ellos contar con una comunicación motivada por sus intereses".

De qué hablamos cuando hablamos de "transformación"

"Hasta no hace mucho -dice Guirado- los medios de comunicación hablaban de la cantidad de usuarios que tenían. Eso hoy es anecdótico, porque podemos individualizar a esos usuarios y lograr una comunicación mucho más precisa, puntual y segmentada hasta la individualidad de cada persona. Los medios tienen una cantidad de información gigantesca, tenemos que ver cómo podemos ordenar eso para hacer valer esos datos. Hoy no nos salvamos de nada, ya estamos 'cookeados' por todos lados. Por ahí pasa el futuro de la transformación, incluidos todos los aspectos sobre privacidad de los que todavía queda mucho por discutir".

"Transformación es una palabra de moda, lo que estamos viendo es a la transformación digital como parte de algo más grande: un cambio cultural", analiza el publicista que confiesa no extrañar en absoluto el marketing "tradicional". "Esto es como correr en fórmula uno y hay que entender que cada vuelta es distinta, tal vez alguien te pasa, tal vez cambiás de posición o tal vez aparece nueva tecnología. Hay que estar todo el tiempo atentos a lo nuevo. Y si no -concluye- es mejor salir a boxes".



Fuente:  lanacion.com.ar

viernes, 6 de septiembre de 2019

Facebook expuso datos de más de 400 millones de usuarios
Se trata de números telefónicos, vinculados a las cuentas de los usuarios de la red social. El episodio vuelve a reflejar el enfoque laxo de la empresa en lo concerniente a la protección de información personal.
Por Télam





Más de 400 millones de números telefónicos de usuarios de Facebook, vinculados a sus cuentas, estuvieron expuestos por más de un año en un servidor que no estaba protegido con contraseña, en un episodio que vuelve a reflejar el enfoque laxo de la empresa en la protección de los datos personales.

Según reveló anoche el sitio especializado Tech Crunch, el servidor almacenaba más de 419 millones de registros -identificador de cuenta y números de teléfono-, de los cuales 133 millones correspondían a usuarios domiciliados en Estados Unidos, 50 millones en Vietnam y 18 millones en el Reino Unido.

Al no estar protegido con contraseña, cualquier persona podía acceder a las bases de datos que contenían esa información (en algunos casos figuraban junto al identificador y al número de teléfono el nombre del usuario, su ubicación y su género), con los riesgos que ello implica.

Facebook confirmó el informe, aunque dijo que se trataba de un caso antiguo que ya había sido resuelto.

"Esta base de datos es antigua, y parece contener información obtenida antes de los cambios que implementamos el año pasado para eliminar la posibilidad de que las personas encuentren a otras utilizando sus números de teléfono. La base de datos fue removida y no detectamos evidencias de que cuentas de Facebook hayan sido comprometidas", señaló un vocero de la empresa en una declaración enviada a Télam.

Sin embargo, Tech Crunch aseguró que la base de datos estuvo accesible hasta poco después de contactar al proveedor de alojamiento web.

"Sanyam Jain, un investigador de seguridad y miembro de la Fundación GDI, encontró la base de datos y contactó a Tech Crunch después de no lograr encontrar al propietario. Después de una revisión de los datos, nosotros tampoco. Pero después de contactar con el proveedor de alojamiento web, la base de datos se desconectó", describió el medio estadounidense.

Facebook aclaró que el número real de usuarios cuya información fue expuesta fue de aproximadamente 210 millones, porque los 419 millones de registros contenían duplicados, precisó hoy el diario The Guardian.

Hasta que estalló el escándalo coprotagonizado entre la red social y la consultora Cambridge Analytica en torno a las políticas de privacidad de la plataforma, en abril de 2018, Facebook permitía a cualquier persona buscar usuarios mediante su número de teléfono.

Aparentemente benignos, los números de teléfono funcionan hoy en día como una herramienta de identificación personal más efectiva incluso que el nombre y apellido.

A mediados de agosto una investigación del diario The New York Times reveló cómo, a partir del número telefónico de una persona, es posible rastrear datos sensibles que van desde el domicilio personal hasta el pago de impuestos, los nombres de los integrantes de la familia o los antecedentes penales.

Con esa información, un ciberdelincuente podría por ejemplo resetear una contraseña de algún servicio online y responder preguntas del tipo "¿Cuál es el nombre de tu madre?", o convencer al proveedor de telefonía móvil de transferir el número a otro diferente tras denunciar falsamente la pérdida del equipo, entre otras cosas.

Esto último, que puede resultar difícil de creer, es lo que le pasó el fin de semana al CEO de Twitter, Jack Dorsey, a quien con una técnica conocida como "SIM swapping", le hackearon la cuenta y la usaron para tuitear mensajes xenófobos.



Fuente:  elsol.com.ar

martes, 3 de septiembre de 2019

YouTube permitirá ver sus series originales gratis
Un golpe de timón que amenaza a empresas gigantes como Netflix o Amazon. Qué ver online.


Una corporación que sale con todo a pelear por capturar usuarios del streaming. (Reuters).


La guerra del streaming parece recién estar comenzando. Los gigantes buscan acaparar las miradas. Y tejen estrategias constantes para capturar la mayor cantidad de ojos...

Netflix, Amazon Prime Video y demás operadoras digitales crecen en su oferta de contenidos audiovisuales originales pagas. Ahora, la plataforma YouTube confirma que a partir del 24 de septiembre dará por terminado su conato de programación propia paga, y sus series y películas hasta ahora destinados a clientes Premium podrán verse de forma gratuita por todo tipo de clientes.

¿Qué beneficio podrían tener entonces los abonados a YouTube Premium? Ellos mantendrán una serie de ventajas "vip": a cambio de sus 12 euros al mes, disfrutarán del servicio YouTube Music, podrán ver los contenidos sin anuncios y tendrán acceso a todos los episodios de las series que queden por estrenar.


La empresa fue fundada el 14 de febrero de 2005. (REUTERS).

Otro beneficio para suscriptores: podrán descargar el contenido para verlo sin conexión a Internet. Se crearán algunos contenidos extra en exclusiva para los clientes, como un "bonus track" o escenas extra de películas y series.

Según números oficiales de YouTube -firma fundada el 14 de febrero de 2005 en San Mateo, California- 1.900 millones de usuarios acceden a la plataforma cada mes, la mayoría para ver contenidos gratuitos.


La serie Cobra Kai.

¿Qué series o contenidos se destacan en YouTube Originals? Una de las más famosa series fue Cobra Kai, secuela de la película Karate Kid, y que tiene pendiente el estreno de una tercera temporada. Sólo el primer episodio acumula más de 68 millones de visualizaciones.

Otra "perlita" del contenido de la plataforma: la serie musical Step Up, basada en la película de 2006 del mismo título. O la comediaSideswiped, Weird City (serie de ciencia ficción).

El documental de Maluma, el cantante colombiano del momento, es otro de los contenidos que explotó en YouTube.

Creado por tres antiguos empleados de PayPal en febrero de 2005, YouTube fue adquirido por Google Inc. a cambio de 1650 millones de dólares. Es el sitio web de su tipo más utilizado en Internet.



Fuente:  clarin.com

domingo, 1 de septiembre de 2019

Facebook restringirá la propaganda política en las elecciones
Las nuevas normas se empezarán a aplicar a mediados de septiembre de cara a las elecciones de Estados Unidos.
Por Efe





Facebook anunció este miércoles que aplicará reglas más estrictas para la propaganda política, cuando falta poco más de un año para las elecciones de Estados Unidos, y requerirá una identificación más detallada de quienes pagan los anuncios electorales.

El gigante de las redes sociales ha sido blanco de críticas desde que salió a la luz que agentes de Rusia, en una campaña de desinformación, pagaron avisos con el propósito de instigar la inquietud política en Estados Unidos durante la campaña de 2016, que concluyó con la elección de Donald Trump como presidente.

Facebook ya tiene normas que requieren la identificación de los autores de los avisos políticos, pero la empresa exigirá información acerca de quiénes la financian, tanto en su plataforma como en Instagram.

Las nuevas normas se empezarán a aplicar a mediados de septiembre y para un mes después los anunciantes deben estar cumpliéndolas si no quieren que Facebook rechace los avisos, según la empresa.

Para cumplir con estos requisitos una compañía puede dar su número de identificación fiscal o las campañas pueden aportar los datos de su registro ante la Comisión Electoral Federal, con lo cual Facebook las clasificaría como autorizadas.

Pero según explicó Kathie Harbath, directora de relaciones públicas de Facebook, la empresa no tiene atribuciones legales para verificar esa información y, debido a ello, espera que "haya más reglamentación gubernamental en este espacio".

Facebook ha requerido desde mayo de 2018 a los responsables de propaganda política que incluyan una declaración identificando quién paga el anuncio, pero la firma ha indicado que algunos anunciantes aportan información equívoca o han intentado registrarse como organizaciones que no existen.

Bajo las nuevas reglas, las empresas más pequeñas pueden aportar un número telefónico, dirección electrónica y postal, y un sitio de internet con un dominio que corresponda al resto de la información, y la identificación personal de la persona que compra los anuncios.

Esta misma semana, Facebook prohibió los avisos de la publicación conservadora The Epoch Times después de que la cadena de televisión NBC News informó que en el último mes la compañía había canalizado anuncios en la red social mediante otros sitios fachada, a fin de ocultar su conexión con su campaña de 2 millones de dólares en apoyo a la reeleción del presidente Trump.

En lo que va del año, la campaña de Trump y las de los aspirantes presidenciales Tom Steyer, Kirsten Gillirand, Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Joe Biden, Pete Buttigieg y Kamala Harris han gastado, en conjunto, más de 25 millones de dólares en anuncios en Facebook, según Bully Pulpit Interactive, un grupo demócrata que analiza la propaganda digital.



Fuente:  elsol.com.ar