sábado, 23 de febrero de 2019

El dato que preocupa a Mark Zuckerberg: más de 370 millones de cuentas de Facebook son falsas
La red social está al tanto que 1 de cada 6 usuarios no es real. Los detalles. 


El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, tiene un grave problema con las cuentas falsas en su plataforma. (Foto: EFE/ Etienne Laurent)


Más de 2.300 millones de personas utilizan Facebook como mínimo una vez al mes según las cuentas oficiales de la compañía. A las cifras de la red social, presentadas hace unos días, habría que restarle las 371 millones de cuentas que la compañía identificó como falsas, pero que no consiguió borrar (116 millones) y de cuentas duplicadas (255 millones). 

Si bien Facebook pone un gran énfasis en el borrado de cuentas falsas cuando son detectadas, el problema radica especialmente en poder detectarlas. Aún así, Facebook es relativamente exitoso en este frente, consiguiendo eliminar entre 500 y 800 millones de cuentas cada trimestre según sus propias cuentas.

La cifra de cuentas falsas en Facebook pasó de 23 millones en 2012 a 116 millones en la actualidad.

El mercado negro de intentar engañar a Facebook inflando los “me gusta” de publicaciones, las suscripciones o las reproducciones de vídeos necesita de una generación constante de cuentas falsas. Una batalla a la que Facebook aún no parece encontrarle la solución definitiva.

Por su parte, las cuentas duplicadas suponen un mayor reto para Facebook. Muchos usuarios deciden mantener una segunda o incluso tercera cuenta por múltiples motivos: tener una cuenta de negocios, para evitar a tu jefe, o por motivos de privacidad, entre otros. Mientras que algunos no son tan buenos, como por ejemplo sumarse a hacer “spam”. Sea por el motivo que fuera, estos 255 millones de cuentas duplicadas no deberían ser contados como usuarios extra, debido a que son literalmente un usuario ya contabilizado.

Quizá Facebook nunca logre acabar con la propagación de cuentas falsas en su plataforma, muchas de ellas creadas desde el Kremlin, ISIS o la mismísima CIA. Pero sí es cierto que debería haber mayor consistencia en las cifras, para tener una visión global más acertada del alcance de Facebook.



Fuente: La Vanguardia

lunes, 18 de febrero de 2019

Google y Facebook deberán pagar por sus contenidos a los diarios
Es una medida de la Unión Europea para proteger a medios de comunicación ante el poder de los gigantes de Internet.
Por Idafe Martín 


Facebook. Mark Zuckerberg deberá pagar por contenidos. AP


La Unión Europea intenta proteger a sus medios de comunicación y a su industria cultural ante la potencia de los gigantes estadounidenses de internet. Las instituciones europeas llegaron a un acuerdo para reformar la directiva europea sobre derechos de autor, casi 20 años después de su entrada en vigor.

La norma había quedado anticuada porque a finales del siglo pasado, cuando se puso en marcha, no se tuvo en cuenta el crecimiento exponencial de los contenidos digitales. Después de años de presión por parte de los editores de diarios europeos, de las industrias culturales, de los activistas de derechos digitales y sobre todo de las grandes plataformas de internet, se acordó el texto de una nueva norma que salió adelante tras una difícil negociación que consiguió llevar a un punto de acuerdo a las en principio alejadas posiciones de la Comisión Europea, los gobiernos del bloque y el Parlamento Europeo. La reforma intenta que los gigantes de internet paguen por el uso de los contenidos protegidos por derechos de autor.

Por ejemplo, a Google le obligará a negociar y firmar acuerdos de licencia con los poseedores de copyright de cualquier contenido para que éste pueda ser publicado en Google News o YouTube. 

Compensación económica

Así, Google deberá compensar económicamente a los editores de diarios por difundir su contenido en Google News. En Europa, sólo Alemania y España tienen una norma similar, que por ahora no ha tenido mucho éxito. También deberá pagar, por ejemplo, a las compañías discográficas o a los autores e intérpretes musicales, y vigilar que en sus plataformas no se compartan contenidos protegidos por derechos de autor.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Andrus Ansip, celebró el acuerdo asegurando: “Los europeos tendremos finalmente unas normas de copyright modernas de acuerdo a la era digital y con beneficios para todos”. Sin embargo, los activistas de derechos digitales rechazan la nueva norma porque aseguran que abre la puerta a la censura. Los grandes diarios europeos recibieron la noticia con satisfacción.

El artículo 11 de la nueva norma les da el derecho a exigir a las grandes plataformas de internet -con Google y Facebook en el punto de mira- un acuerdo antes de poder publicar sus contenidos en Google News o en Facebook. Todos los contenidos de prensa estarán protegidos por ese copyright hasta dos años después de su primera publicación. Google dijo durante la negociación que no tiene ninguna intención de llegar a acuerdos con cada diario europeo, por lo que simplemente dejaría de difundir sus contenidos.

La empresa amenaza con cerrar Google News en toda Europa, como ya hizo en España.

Los diarios más pequeños no parecen tan contentos con ese artículo, porque estiman que necesitan que sus contenidos se difundan lo máximo posible por internet, para que eso les genere tráfico de usuarios digitales, y porque temen que las plataformas de internet se nieguen a firmar acuerdos con ellos y se limiten a hacerlo sólo con los grandes diarios. A pesar de esas dudas, el eurodiputado responsable del texto, Axel Voss, dijo que el acuerdo es “un paso enorme para los creativos europeos y para proteger la calidad del periodismo independiente”. 

Beneficios sin invertir

Los grandes diarios denuncian que desde hace años pierden ingresos en publicidad que van principalmente a gigantes como Google o Facebook, que se aprovechan de su trabajo al publicar gratuitamente sus contenidos. Alegan que esas empresas no invierten en periodismo pero reciben los beneficios -como ingresos publicitarios- de publicar los contenidos de otros.

El acuerdo llega a un punto medio, por el que las plataformas de internet podrán todavía publicar gratuitamente “pequeños extractos” de las notas de los diarios, así como enlaces de los mismos, pero no los contenidos completos.

La parte normativa que afecta principalmente a YouTube -y a plataformas similares- es aún más polémica, porque los activistas de derechos digitales, representados principalmente en el Parlamento Europeo por la eurodiputada alemana Julia Reda, aseguran que puede hacer que esas plataformas verifiquen cada video que suben para comprobar si viola algún copyright.

Eso haría, denuncian, que se produzca una especie de censura previa.



Fuente: Los Andes

lunes, 11 de febrero de 2019

¿Qué efecto tiene Facebook en tu salud mental?
Por Benedict Carey


A participantes de un estudio de la Universidad de Stanford les tuvieron que pagar 100 dólares en promedio para renunciar a Facebook durante un mes. Al final, estaban menos polarizados políticamente que las personas en un grupo de control. Credito: Marcio Jose Sanchez/Associated Press


No es fácil acabar con el hábito digital más común del mundo, ni siquiera en un arranque de ira moral ante los riesgos relacionados con la privacidad y las divisiones políticas que ha creado Facebook, o en medio de las preocupaciones acerca de cómo el hábito afecta la salud emocional.

Aunque cuatro de cada diez usuarios de Facebook afirman haberse tomado largos descansos de la red social, la plataforma digital sigue creciendo. Un estudio reciente reveló que al usuario promedio se le tendrían que pagar entre 1000 y 2000 dólares por alejarse de su cuenta durante un año.

Entonces, ¿qué sucede si renuncias de verdad? Un nuevo estudio, el más completo hasta la fecha, ofrece un adelanto.

Debes saber que verás las consecuencias de inmediato: pasarás más tiempo con amigos y familia en persona. Sabrás menos acerca de la política, pero también serás menos propenso a la fiebre partidista. Tendrás ligeros cambios de humor en el día y estarás satisfecho con la vida. Y, si eres como el usuario promedio de Facebook, tendrás una hora de ocio extra al día.

El estudio, realizado por investigadores de las universidades de Stanford y de Nueva York, ayuda a esclarecer la discusión respecto a la influencia de Facebook en la conducta, el pensamiento y la política de sus usuarios activos mensuales, quienes suman unos 2300 millones en todo el mundo. El estudio se publicó hace poco en el sitio web de acceso público Social Science Research Network.

Un cuerpo de psicólogos ha argumentado durante años que el uso de Facebook y otras redes sociales está relacionado con problemas mentales, en especial en adolescentes. Otros han comparado el uso habitual de Facebook con una enfermedad mental, con una adicción a las drogas e incluso han publicado imágenes de resonancias magnéticas que muestran “cómo se ve la adicción a Facebook en el cerebro”.

Cuando Facebook publicó sus propios análisis para refutar esas aseveraciones, la compañía ha sido ampliamente criticada.

Un directivo de prensa de Facebook declaró lo siguiente acerca del nuevo ensayo que el propio estudio mencionaba: “Facebook genera grandes beneficios para sus usuarios”, y “cualquier debate acerca de los inconvenientes de las redes sociales no debería opacar el hecho de que cumplen con necesidades profundas y generalizadas”.

El nuevo estudio, una prueba aleatoria, esboza una imagen matizada y equilibrada del uso diario que probablemente no satisfaga a quienes critican la plataforma ni a quienes la apoyan.

(El ensayo, junto con análisis similares realizados por otros grupos de investigación, aún no ha pasado por la revisión de otros expertos. The New York Times les pidió a cinco expertos independientes que revisaran la metodología y los descubrimientos).

Los investigadores (dirigidos por Hunt Allcott, profesor adjunto de Economía en la Universidad de Nueva York, y Matthew Gentzkow, un economista de Stanford) usaron anuncios de Facebook para reclutar a participantes mayores de 18 años para que pasaran al menos quince minutos al día usando la plataforma; el promedio diario fue de una hora, mientras que quienes la usaban con más frecuencia lo hacían entre dos y tres horas, o más.

Casi tres mil usuarios aceptaron y llenaron largos cuestionarios en los que se les preguntaba acerca de sus rutinas diarias, sus opiniones políticas y su estado mental en general.

A la mitad de los usuarios se les pidió al azar que desactivaran su cuenta de Facebook durante un mes a cambio de un pago. El precio pactado para el pago fue un tema de gran interés para los investigadores: ¿cuánto vale el acceso mensual a fotografías, comentarios, grupos de Facebook, amigos y noticias? El estudio reveló que el costo es de aproximadamente 100 dólares en promedio.

Durante el mes de abstinencia, el equipo de investigadores revisó con regularidad las cuentas de Facebook de los participantes para asegurarse de que quienes habían aceptado alejarse de la plataforma no las reactivaran. (Solo el uno por ciento lo hizo).

Los participantes también recibieron mensajes de texto de manera regular para evaluar sus estados de ánimo. Se cree que esta especie de monitoreo en tiempo real produce una evaluación psicológica más precisa que, por ejemplo, un cuestionario proporcionado días más tarde.

Algunos participantes afirmaron que no habían notado los beneficios de la plataforma hasta que la cerraron. “Por supuesto, extrañé mi conexión con la gente, pero también ver los eventos en vivo por Facebook Live, en especial los de política, cuando sabes que estás viendo el contenido junto con otras personas interesadas en lo mismo”, comentó Connie Graves, de 56 años, una enfermera profesional a domicilio en Texas que participó en el estudio. “Y me di cuenta de que también me gusta tener un lugar donde pueda obtener toda la información que deseo: pum, pum, pum, ahí está”.

Ella y el resto de quienes se abstuvieron tuvieron acceso al servicio de mensajería de Facebook a lo largo del estudio. Messenger es un producto diferente y el equipo de investigación decidió permitirlo porque es muy similar a otros servicios de comunicación interpersonal.

Al finalizar el mes, quienes se abstuvieron y los sujetos de control volvieron a responder largos cuestionarios que evaluaban los cambios en su estado mental, su conciencia política y su pasión partidista, así como las fluctuaciones de sus actividades diarias (en línea y desconectados), desde el inicio del experimento.

Para los abstemios, la ruptura con Facebook les liberó una hora al día en promedio y más del doble a los usuarios más asiduos. También reportaron que habían pasado más tiempo desconectados, incluyendo el tiempo que pasaron con amigos y familia y viendo televisión.

“Yo habría esperado un índice mayor de uso de otras plataformas digitales en sustitución de Facebook (Twitter, Snapchat, navegación en línea)”, comentó Gentzkow, de Stanford. “No fue así y, al menos, en lo que a mí respecta, fue una sorpresa”.

El resultado más sorprendente del estudio podría ser que el hecho de desactivar Facebook tuvo un efecto pequeño, pero positivo en los estados de ánimo de las personas y en la satisfacción que sentían con su vida. El descubrimiento modifica la suposición generalizada de que el uso habitual de las redes sociales puede ocasionar problemas psicológicos reales.

Una investigación previa no logró distinguir si los problemas con el estado de ánimo se presentaban después del uso prolongado, o si las personas malhumoradas tendían a ser las usuarias más frecuentes. El estudio nuevo sustentó esta última explicación.

En una entrevista, Ethan Kross, profesor de Psicología en la Universidad de Míchigan, quien ha hecho investigaciones previas respecto al estado de ánimo y el uso de las redes sociales, afirmó que era demasiado pronto para sacar conclusiones respecto a los efectos psicológicos de abandonar Facebook. Mencionó dos estudios recientes, aleatorios y de menor tamaño, en los que se descubrió que el estado de ánimo de los usuarios mejoraba cuando se les restringía el acceso a las redes sociales.

“Necesitamos saber más acerca de cómo impacta el uso de las redes sociales en el estado de ánimo y cuándo, no solo concluir que la correlación no existe”, o que es muy leve, aseguró Kross.

Hasta ahora, la discusión respecto a los efectos de las redes sociales en la salud mental también se ha enfocado, en su mayoría, en niños y adolescentes, no en la población de mayor edad que fue el objeto de este nuevo estudio.

“Es absolutamente posible, y probable, que la dinámica de las redes sociales y el bienestar sea diferente para los adolescentes que para las personas de 30 años en adelante”, afirmó Jean Twenge, psicóloga y autora de iGen: Why Today’s Super-Connected Kids Are Growing Up Less Rebellious, More Tolerant, Less Happy.

Los psicólogos y los informáticos han presentado el argumento de que las redes sociales son adictivas, y muy pocos usuarios habituales de Facebook estarían en desacuerdo. El nuevo experimento proporcionó mucha evidencia que lo sustenta: al concluir, los participantes que abandonaron la red social durante un mes dijeron que planeaban usar Facebook con menor frecuencia, y lo hicieron, por lo que redujeron su viejo hábito… al menos durante un tiempo.

Aproximadamente el diez por ciento seguía absteniéndose una semana después, en comparación con el tres por ciento del grupo de control, que había desactivado su cuenta de manera voluntaria; y el cinco por ciento se seguía absteniendo dos meses más tarde, en comparación con el uno por ciento en el grupo de control.

Los incentivos financieros tuvieron resultados similares. Después de que finalizó el periodo de un mes del estudio, los investigadores les preguntaron a quienes se abstuvieron cuánto dinero necesitarían que se les pagara, hipotéticamente, para mantenerse desconectados de Facebook durante otro mes. Esta vez, el costo se redujo por debajo de los 100 dólares… aunque no en todos los casos.

“Les pedí 200 dólares por otras cuatro semanas”, contó Graves, la participante de Texas quien aún no ha vuelto a Facebook. “Mínimo”.



Fuente: nytimes.com

jueves, 7 de febrero de 2019

Los despidos en BuzzFeed anuncian un futuro amargo para los medios digitales
Por Farhad Manjoo


El 15 por ciento de los empleados de BuzzFeed, incluidas decenas de periodistas, perderán su empleo. Credito: Drew Angerer/Getty Images


Trabajar en los medios digitales es como intentar construir un fuerte con malvaviscos, sobre cimientos de canicas, en un país gobernado por robots hostiles, caprichosos y tiránicos. He trabajado en este sector casi veinte años y, aun en las mejores épocas, mi experiencia ha estado marcada por la aprensión y el ajetreo, el tipo de carrera que nadie les recomendaría a sus hijos porque sin duda hay mejores opciones, menos volátiles y más duraderas —como la minería de bitcóin, tal vez—.

Así que sería fácil caer en la tentación de no darle gran importancia a la reciente avalancha de despidos en los medios y calificarlos de desafortunados pero sin mayor trascendencia. BuzzFeed despidió la semana pasada a doscientos empleados, entre ellos decenas de periodistas. Alrededor de ochocientas personas perderán su empleo en la división de medios de la empresa de teléfonos Verizon, propietaria de Yahoo, HuffPost, TechCrunch y muchas otras “marcas de contenidos”. Por su parte, Gannett, el otrora poderoso imperio de periódicos propietario de USA Today y cientos de otros más pequeños, despedirá a cuatrocientas personas.

Lo cierto es que sería un error catalogar estos recortes como la turbulencia normal del mar agitado de los medios digitales. Más bien, son una señal de que se avecina un fenómeno devastador.

Quizá los problemas de cada empresa se deban a razones muy distintas, pero si el baño de sangre se analiza desde una perspectiva de conjunto, los síntomas apuntan a la misma patología subyacente en el mercado: la incapacidad del sector de publicidad digital de darles espacio significativo a otras empresas además de los grandes monopolios.

En medio de una época de prosperidad económica en que se registran niveles históricos de interés en las noticias por todo el mundo, los recortes de la semana pasada anuncian un destino amargo inminente que se aproxima en cámara lenta y dará pie a una emergencia democrática cuyo fin no se vislumbra.

Consideremos lo siguiente: nos encontramos en el centro de una persistente guerra global de información. Pasamos la vida en tecnologías que siembran desconfianza y falsedad, que dejan poco espacio a los matices y complicaciones, que nos dividen en grupos ignorantes y quejumbrosos. Es una era que debería ser perfecta para los periodistas y su profesión que, a pesar de los frecuentes errores, es el mejor antídoto conocido contra el sofocante diluvio de rumores y deshonestidad.

Por cierto tiempo, pareció que podríamos hacer justo eso. Durante los últimos cinco años vivimos una temporada de innovaciones atrevidas y optimistas en los medios. Además del aumento en suscripciones por el efecto llamado Impulso por Trump, los inversionistas en primeras fases y los gigantes del cable y las telecomunicaciones trajeron nuevos recursos. Las grandes marcas, interesadas en atraer a los milénials, comenzaron a invertir un poco en publicidad y luego generosamente, lo que provocó una explosión cámbrica de nuevos sitios noticiosos, nuevos formatos y nuevos modelos de negocio. Por su parte, los consumidores comenzaron a abrir sus carteras para apoyar al periodismo, y así cambiaron la suerte de The New York Times.

Muchos miembros de la industria se mantienen optimistas de cara al futuro. Se han redoblado los esfuerzos para lograr suscripciones, hay una gran demanda de pódcasts y videos de calidad superior, y están de regreso las empresas de medios más pequeñas y calculadas, como la diminuta pero redituable empresa emergente de Bill Simmons, The Ringer. También hay que considerar las aportaciones de los multimillonarios digitales. La Escuela Superior de Periodismo Craig Newmark, el Washington Post de Jeff Bezos, Atlantic Magazine de Laurene Powell-Jobs, Time de Marc Benioff y la Gaceta de Califícame de Escéptico de que los Multimillonarios que Nos Metieron en este Problema nos Salvarán de Farhad Manjoo.

Con todo, basta una mirada rápida a los detalles de los despidos de la semana pasada para desechar cualquier motivo de optimismo.

Los recortes de Gannett representan la aniquilación casi definitiva de los periódicos locales, una institución cuyo papel indispensable para la democracia reconocen incluso los más férreos detractores de los medios convencionales. El cierre de Gannett parece muy próximo; en este momento, la empresa batalla con una adquisición hostil de un fondo de cobertura muy discreto cuya única experiencia demostrada es arrebatarles a las publicaciones sus últimas fuentes de ganancias.

En cuanto a los problemas de Verizon, se trata de un gigante que intentó derrotar a Google y Facebook. Cuando Tim Armstrong estaba en la empresa de teléfonos, esta compró Yahoo y otras marcas de medios por considerarlos peones útiles en su guerra estratégica contra los gigantes de internet. Por razones similares, Comcast también ha invertido dinero en empresas emergentes del sector de medios.

Sin embargo, Verizon descubrió rápidamente que Facebook y Google son invencibles. Cuando la nueva administración se hizo cargo el año pasado, comenzó a deshacerse de los medios de noticias para adquirir otros activos capaces de generar dinero con más facilidad.

Los despidos de BuzzFeed son el peor indicador. Quizá nuestra impresión del sitio sea que solo publica listas tontas y encuestas inútiles. Por mi parte, lo considero un innovador experimental incansable: es el sitio que nos dio El Vestido y publicó El Expediente, la empresa que le puso el ejemplo al resto de la industria para que reconociera la seriedad y precisión del mundo digital.

Más que nadie en los medios, el fundador de BuzzFeed, Jonah Peretti, le apostó a un esquema de simbiosis con las plataformas tecnológicas. Comprendió que los gigantes tecnológicos seguirían creciendo, pero no consideró esto un defecto, sino que lo aceptó como una de sus características. Tuvo la visión para imaginar que si creaba contenido para sus algoritmos, BuzzFeed podría crecer (y generar dinero) junto con ellos.

Como mínimo, los despidos son una señal del trágico fracaso del razonamiento de Peretti. Google y Facebook no tienen ningún incentivo económico para aceptar esa simbiosis; cualquier cosa que BuzzFeed pueda ofrecerles, también lo pueden hacer las multitudes conectadas en línea dispuestas a crear contenidos sin recibir pago alguno.

Entonces, ¿qué les queda a los medios? Nada.

Son pocas las publicaciones que pueden sobrevivir tan solo con sus suscripciones; todavía menos las que algún multimillonario decide salvar. La industria de los medios digitales necesita encontrar la forma de dar servicio a las masas y al mismo tiempo generar ganancias. Si ni siquiera BuzzFeed la encontró, en realidad parece que estamos perdidos.



Fuente: nytimes.com

lunes, 4 de febrero de 2019

WhatsApp, Messenger e Instagram: cómo te va a afectar la decisión de Facebook de unir sus plataformas


El plan de integración entre plataformas estaría finalizado para principios de 2020.

No es que vaya a haber una sola app para todo, pero Facebook está en proceso de integrar sus servicios de mensajería en WhatsApp, Instagram y Messenger.

Si bien las tres aplicaciones seguirán siendo independientes, a un nivel mucho más profundo estarán vinculadas para que los mensajes puedan viajar entre los diferentes servicios.

Facebook dijo a la BBC que estaba comenzando un "largo proceso" de adaptación.

Los planes de la firma tecnológica fueron reportados primero por el diario estadounidense The New York Times y se cree que es un proyecto personal del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.

El proyecto implica una comunicación entre usuarios de las distintas plataformas en la cual, por ejemplo, un usuario de Instagram podrá comunicarse directamente con alguien que solo tenga WhatsApp.

El concepto funcionaría de igual manera con Facebook Messenger.


La integración viene en momentos en que Facebook ha estado bajo gran escrutinio por cuestionamientos de privacidad.

Enviar mensajes entre estas plataformas, todas pertenecientes a Facebook, actualmente no es posible ya que las aplicaciones no tienen un núcleo común.

El trabajo para fusionar los tres servicios ya comenzó, informó The New York Times, y se espera que se complete para fines de 2019 o principios del próximo año.

Datos compartidos

Zuckerberg está impulsando el plan de integración para hacer que sus tres servicios sean más funcionales y aumentar la cantidad de tiempo que la gente pasa en ellos.

Al unir a todos sus usuarios en un grupo masivo, Facebook podría competir con los servicios de mensajería de Google y el iMessage de Apple, sugirió Makena Kelly, del sitio The Verge.

"Queremos crear las mejores experiencias de mensajería que podamos y las personas quieren que la mensajería sea rápida, simple, confiable y privada", dijo Facebook en un comunicado.

"Estamos trabajando para hacer que nuestros productos de mensajería estén más encriptados y exploramos vías para que sea más fácil llegar a amigos y familiares a través de las redes", agregó.


La idea de integrar los servicios de mensajería es un proyecto de Mark Zuckerberg, según fuentes de medios en EE.UU.

"Conflictos internos"

La vinculación de los tres sistemas marca un cambio significativo en los servicios de Facebook, que había permitido que Instagram y WhatsApp operaran de forma independiente.

El plan de Zuckerberg para conectar la mensajería de las tres plataformas había provocado "conflictos internos", según The New York Times.

Fue parte de la razón por la que los fundadores de Instagram y WhatsApp renunciaron a sus puestos el año pasado.

La decisión también se produce cuando Facebook enfrenta múltiples investigaciones y críticas sobre la forma en que ha manejado y protegido los datos de los usuarios.

La vinculación integral de los datos puede llevar a que los reguladores del gobierno vuelvan a analizar sus prácticas de manejo de datos.

El Comisionado de Información de Reino Unido ya ha realizado investigaciones sobre la cantidad de datos que se comparten entre WhatsApp y Facebook.



Fuente: BBC Mundo